viernes, 24 de agosto de 2012

El Trastorno Bipolar.





Hace poco discutía animadamente con un grupo de amigos sobre temas de la actualidad nacional. Mi punto de vista difería claramente de mis interlocutores y al escuchar una respuesta un tanto venida de la ignorancia tuve una reacción salida de casillas que tomo a todos por sorpresa. Afanosamente uno de mis amigos me sentencio: “Eres un bipolar”. Sorprendido me calle al instante mientras mis compañeros reían y a partir de ese momento tome una actitud mas perceptiva en lo que quedaba de charla. Lo hice porque realmente no comprendía porque mi amigo me había lanzado esa expresión y de lo que significaba ello.

Al poco tiempo recordé que no era la primera vez que escuchaba esa palabra. “bipolar” es un termino usado mayoritariamente por jóvenes cuando una persona tiene reacciones fuertes o explosivas ante algún acontecimiento como me había sucedido a mi. Por no caer en el desconocimiento e ignorancia, me puse a la tarea de investigar sobre el tema y vaya que me lleve más de una sorpresa.

El trastorno bipolar es definido como: “una afección que implica períodos de estado de ánimo irritable o elevado, alternando con períodos de depresión. Las fluctuaciones en el estado de ánimo entre manía y depresión pueden ser muy abruptas. Científicamente hablando el trastorno bipolar se da por una alteración de las áreas de nuestro cerebro responsables de que nuestras emociones sean estables. La persona que sufre un trastorno bipolar ve como su estado de ánimo oscila a lo largo de su vida, de forma brusca y sin razón aparente, entre la desesperación, falta de energía, intensa tristeza, desinterés absoluto por el entorno y exceso de sueño –que es lo que conocemos como depresión- y otras etapas caracterizadas por la hiperactividad, la irritabilidad, el exceso de energía, pensamientos de grandiosidad, disminución de la necesidad de dormir y –por ejemplo- gastos económicos excesivos y sin sentido –que la psiquiatría denomina “manía” o “hipomanía” según su intensidad. Claramente no me identificaba en estas definiciones puesto que aunque tenía cambios de estado de animo, estos se generaban por circunstancias normales de la vida y no de forma inexplicable, además que no veía afectado mi entorno por ello.

Leyendo e investigando más encontré que a lo largo de los tiempos grandes personajes de la historia universal habían sufrido este trastorno como Van Gogh o Pollock en la pintura y Herman Hesse, Virgina Wolf o Victor Hugo en la literatura. Mas cerca a nuestra historia nacional la exdirectora de la DIAN y cofundadora de la revista Dinero, Fanny Kertzman, celebre a finales de los 90s por andar en los sanandresitos con perros doverman sufre también de esta enfermedad.

La pagina en Internet “trastorno-bipolar.org” indica que en la depresión bipolar el paciente presenta “una gran pérdida de interés por cosas que habitualmente resultaban placenteras como, por ejemplo, pasear con la persona amada, dedicar tiempo a algún hobbie o comer un plato que antes era de su agrado. Si realiza estas actividades, no las disfruta”. En cambio en la fase de euforia o manía el paciente “tiende a interpretar todo lo que le sucede de un modo excesivamente positivo, es tremendamente optimista hacia el futuro, tiene una confianza exagerada en sí mismo y no valora las consecuencias negativas de su conducta”.

Actualmente no existe cura para el trastorno bipolar, pero puede ser controlado. El objetivo del tratamiento consiste en un control eficaz del curso de la enfermedad a largo plazo, lo cual puede suponer el tratamiento de los síntomas emergentes. Para lograrlo se emplean técnicas farmacológicas y psicológicas. El tratamiento farmacológico se basa en el uso de estabilizadores del estado de ánimo y de las técnicas psicológicas la única que ha demostrado ser eficaz es la psicoeducacion (que se refiere a la educación o información que se ofrece a las personas que sufren de un trastorno psicológico). La meta del tratamiento es evitar las crisis y minimizar o eliminar los síntomas sub-sindromáticos.

Si usted o algún miembro de su familia padece de alguno de estos síntomas, no dude en consultar a un especialista el cual le guiara en un correcto diagnostico y tratamiento. Por ahora, en mi caso, entendí claramente que no presentaba los síntomas de esta enfermedad como me lo había sentenciado mi amigo. Pero además ya tengo argumentos suficientes, para que la próxima vez que mi amigo me increpe con este término en forma de burla, pueda tener evidencias sólidas para demostrarle cual es la realidad de esta enfermedad.

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